Los dilemas de la privacidad mental

Todos los proyectos de lectura de los datos mentales de las personas, lo cuales se encuentran en distintas etapas de desarrollo, comparten el anhelo perseguido por la ex vicepresidenta del equipo Building 8 de Facebook, Regina Dugan, que presentó hace cuatro años: decodificar el discurso de la mente para compartirlo con el mundo exterior.

Por Luis Ramírez & Moisés Sánchez. 8 de Septiembre 2021

Al igual que la tecnología desarrollada por Facebook, actualmente bautizada como Thought-to-text (“Pensamiento-a-texto”), muchas interfaces cerebro computadora (ICC) están siendo diseñadas para traducir el habla consciente de los usuarios, con lo cual es posible que también puedan acceder a los pensamientos inconscientes de estos, obteniendo eventualmente información sobre las posturas políticas de los consumidores, detalles personales sobre la vida de los usuarios, salud, ambiciones y miedos.

Este escenario encendió las alarmas en una serie de organizaciones internacionales relacionadas con la protección de derechos de las personas, las que consideran que la materialización de las ICC abriría posibilidades a la auscultación y exposición “pública” de aquello que antes parecía el único reducto de la intimidad humana, tales como pensamientos, deseos, emociones, subconsciente y toda aquella información producida por la actividad neuronal, sin que existan, hasta el día de hoy, normas o principios de derechos humanos que permitan proteger la intimidad neuronal.

Al respecto, Dugan ya parecía prevenida de esta aprensión en aquella demostración pública de 2017. Sin esperar que nadie lo preguntase, tempranamente en su elocución pública advirtió que “no estamos hablando de decodificar tus pensamientos aleatorios, eso sería más de lo que a cualquiera de nosotros le interesaría saber y no tenemos el derecho a saber. Piénsenlo más bien así: toman muchas fotos y eligen compartir solo algunas de ellas. Del mismo modo, tienen muchos pensamientos y eligen compartir solo algunos de ellos. Estamos hablando de elegir “esas” palabras, aquellas que ya decidieron compartir, enviándolas al centro del habla (speech center) de tu cerebro”.

 

Los “neuroderechos” en el centro

Sin embargo, esta advertencia temprana no parece haber dejado satisfechas a las organizaciones observadoras de la protección de los derechos humanos en la era digital. Este debate sobre los neuroderechos, que recién comienza, surge por el liderazgo de Rafael Yuste, neurocientífico que fue nombrado por Obama para liderar la Brain Initiative en USA, y que también forma parte del Morning Side Group, colectivo conformado por los 27 científicos y expertos a nivel global en el campo de la neurociencia, quienes están preocupados por los impactos que podrían tener estos avances para la privacidad mental de las personas. 

Con motivo de estas preocupaciones, el doctor Yuste creó la Neurotights Initiative de la Universidad de Columbia, iniciativa que ha tenido el rol de promover la necesidad de establecer estándares de derechos humanos en esta materia a nivel global. Una serie de organizaciones internacionales de las Américas, como la Red Pro Bono de las Américas y Fundación Kamanau, se han propuesto impulsar este debate en el plano interamericano en conjunto con la Neurotights Initiative. Producto de este esfuerzo, el Comité Jurídico Interamericano de la OEA, en su sesión de 8 de abril de 2021,  incorporó en su temario oficial el “desarrollo de estándares internacionales sobre neuroderechos”, definiendo como su relator al jurista Ramiro Orias de Bolivia.

Estos desarrollos de la industria también han llamado la atención de los medios de comunicación, los que también comienzan a cuestionar la afirmación de 2017 realizada por Dugan: ¿Podrán honrar estas tecnologías de interfaz de computadora cerebral nuestros pensamientos más íntimos? El debate recién comienza.

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