Latinoamérica se Pone a la Vanguardia en la Protección de la Privacidad Mental

«Lo que está en juego es la posibilidad de entrar en el santuario más íntimo de la persona misma, en la esencia de su identidad, afectando a su dignidad, al libre desarrollo de la personalidad, y redefiniendo lo que significa ser humano. La ausencia de regulaciones locales e internacionales es un escenario que genera gran preocupación».

Por Rafael Yuste y Ciro Colombara

Miembros del grupo de expertos sobre neuroderechos.

Santiago de Chile, 11 de agosto de 2021

El Comité Jurídico Interamericano de la OEA (CJI) aprobó este miércoles 11 de agosto una histórica declaración sobre “Neurociencia, Neurotecnologías y Derechos Humanos: Nuevos desafíos jurídicos para las Américas”.

Este es el primer pronunciamiento sobre neurotecnologías que emana desde esta entidad de la OEA, que tiene el rol de promover el desarrollo del derecho internacional en las Américas. Con este paso, se pone a la región latinoamericana a la vanguardia de este debate a nivel global, y es un primer paso para la codificación y protección de los neuroderechos, definidos como nuevos derechos humanos que buscan proteger a la ciudadanía de abusos potenciales por la utilización indebida de neurotecnologías.

El texto hace un llamado de alerta sobre los impactos de las neurotecnologías en los derechos humanos, especialmente la libertad y autonomía, la privacidad de nuestros pensamientos y emociones, así como las eventuales discriminaciones que pueden emanar de su uso.

En abril de este año, el mundo científico y tecnológico se vio sorprendido por los avances de la empresa Neuralink de Elon Musk, que insertó chips cerebrales en un macaco, el que podía controlar un videojuego con sus pensamientos. Ya en 2020 el magnate había declarado su intención de implantar estos chips en humanos. Como este caso, hay muchos otros en el mundo de la industria tecnológica.

Estas tecnologías han tenido un importante desarrollo para usos médicos, tales como el tratamiento de Parkinson y epilepsia. Pero su uso se ha extendido también para fines comerciales y militares. Muchas compañías del sector están desarrollando proyectos que buscan “leer” el cerebro, e incluso “escribir” en el mismo, sin que existan normas legales que regulen el uso que se hace de estos datos cerebrales, y prevenir su eventual manipulación.

De esta manera, lo que está en juego es la posibilidad de entrar en el santuario más íntimo de la persona misma, en la esencia de su identidad, afectando a su dignidad, al libre desarrollo de la personalidad, y redefiniendo lo que significa ser humano. La ausencia de regulaciones locales e internacionales es un escenario que genera gran preocupación.

Por ello, la declaración del CJI hace un llamado a los estados para “anticiparse a estas preocupaciones y prestar especial atención al desarrollo de estas tecnologías mediante regulaciones, que ofrezcan salvaguardas suficientes para que su desarrollo e implementación progresiva no constituyan amenazas a los derechos y libertades protegidos en el marco jurídico interamericano”.

Esta declaración constituye un paso fundamental e histórico dentro del proceso de reconocimiento de los neuroderechos a nivel internacional. El mismo Comité Jurídico resolvió mantener este tema en su agenda de trabajo, con el fin de desarrollar unos principios interamericanos en materia de neurociencia, neurotecnologías y derechos humanos “que contribuyan a orientar y armonizar las regulaciones nacionales”.

Durante 2020, anticipando estas mismas preocupaciones, el Senado de la República de Chile comenzó la tramitación de dos proyectos de ley, impulsados por el Senador Guido Girardi y con la asesoría externa del profesor Rafael Yuste de la Universidad Columbia, portavoz del grupo científico de Morningside formado por expertos en el tema. Uno busca consagrar el amparo constitucional a la integridad mental, y el otro regula las neurotecnologías, constituyéndose en las primeras iniciativas legales a nivel mundial sobre la materia, que se espera sean aprobadas dentro de poco. Estos proyectos constituyen los primeros pasos en orden a regular las nuevas neurotecnologías, y un antecedente fundamental para el trabajo del Comité Jurídico Interamericano.

En mayo de este año, la Neurorights Initiative de la Universidad de Columbia, la Red Pro Bono de las Américas y Fundación Kamanau, convocaron a un grupo de expertos para trabajar en una propuesta de declaración sobre neuroderechos, el que quedó integrado por Rafael Yuste, Eduardo Bertoni, Tomás de la Quadra-Salcedo, Silvia Serrano, Francesca Fanucci, Verónica Hinestroza, Ciro Colombara, Moisés Sánchez y Amélie Kim Cheang, además del jurista Ramiro Orias, integrante del Comité Jurídico Interamericano a cargo del tema.

Dichos expertos lograron sistematizar las preocupaciones que existen por las aplicaciones de estos avances, recogiendo los debates previos generados en UNESCO y la OECD, así como las implicancias que existen desde la inteligencia artificial y el uso de mecanismos automatizados, que son una pieza fundamental para el funcionamiento de los dispositivos neurotecnológicos.

Producto de este trabajo conjunto, se elaboró la propuesta de declaración que fue aprobada por dicha entidad de la OEA, la que inaugura un renovado debate sobre la relación entre ciencia, tecnología y derechos humanos en las Américas, y un antecedente para los futuros y necesarios debates que deben darse en el marco de Naciones Unidas y la OEA.

 

Nota: Este artículo fue publicado originalmente en la sección de opinión de

https://www.univision.com/noticias/opinion/latinoamerica-vanguardia-proteccion-privacidad-mental

PODCAST