Desde los primeros instantes de funcionamiento del metaverso aparecieron denuncias de situaciones que han puesto en riesgo los derechos de los usuarios, especialmente de menores de edad que acceden a los contenidos de esta nueva plataforma. Al respecto, María Luis Sotomayor, consultora ONU en temas de violencia contra la niñez, señala cuáles son los cuatro grupos de riesgos a los que se ve enfrentada la infancia en el mundo virtual y nos ayuda a responder la pregunta: ¿dónde debemos poner nuestra atención para garantizar que el metaverso lleve a niños, niñas y adolescentes a nuevos niveles de conexión social, movilidad y colaboración en el espacio virtual, disminuyendo lo más posible los riesgos a los que se enfrentan?

Por Luis Ramírez. 20 de Abril 2022

“Voy a entrar. Ahora hay dos personas a mi lado que intentan ponerse encima del otro. OK, así que hay como un grupo de personas que están como simulando el sexo. Quiero decir que son como cinco”.

Estas fueron las primeras expresiones de una investigadora de la BBC que pasó horas explorando un mundo virtual online llamado VRchat, una plataforma de mundo virtual en línea, descargable desde una tienda de aplicaciones. Al ingresar, se había hecho pasar por una niña de 13 años.

En su investigación, accedió a un club virtual de striptease donde fue testigo de acoso, material sexual, insultos racistas y una amenaza de violación. “-Oh, hola señorita. ¿Podemos salir y ver una película o algo así?” “-¿No es la hora de la escuela ahora?”. Fueron algunas de las interacciones que encontró en la plataforma. “Fue horrible. Fue extraño, sentí como si me estuviera pasando a mí. Basta ya. Déjenme en paz”. Fueron las últimas palabras de la investigadora al abandonar la experiencia.

Situaciones como esta se han multiplicado durante los primeros meses de funcionamiento del metaverso, la nueva versión de internet que promete una experiencia mucho más inmersiva para el usuario que la internet tradicional, como si se estuviera dentro de ese mundo. Para ello, la idea es que los usuarios experimenten el metaverso como un avatar, una versión virtual de ellos mismos que controlan mientras exploran esta nueva frontera online. 

Para Andrew Bosworth de META se trata de concebir el metaverso como una construcción espacial: “A diferencia de la web anterior, que era realmente una cosa muy lineal, algo así como una cosa plana en 2D, queremos que este sea inmersivo. Ahora, por supuesto, eso no significa que tenga que ser realidad virtual. También podría ser simplemente en un teléfono o en una computadora de sobremesa”. 

Grandes marcas como Meta y Microsoft están creando tecnología para desarrollar este nuevo mundo virtual. Meta ya ha comenzado a introducir mejoras de seguridad a medida que sacado conclusiones sobre cómo interactúan las personas en estos espacios. 

Con el desarrollo de los metaversos, también llegaron múltiples denuncias de abuso en sus plataformas similares al experimentado por la investigadora de la BBC. Ante esta realidad, se han alzado múltiples voces advirtiendo la necesidad imperiosa de regular este nuevo mundo virtual, sobre todo pensando en niños, niñas y adolescentes que comienzan a usarla, especialmente para jugar en línea.

 

Cuatro grupos de riesgos

María Luisa Sotomayor, especialista en promoción y comunicación sobre seguridad digital y protección de la infancia en línea para #ENDviolence de UNICEF, señala cuáles son los riesgos de la experiencia digital para menores de edad en el metaverso, advirtiendo que estos no varían en su naturaleza respecto a lo ya establecido, pero que sí varían en la exacerbación del riesgo. 

“En internet hablamos de cuatro grupos de riesgos: el primero son los asociados al contenido, que el contenido al que yo estoy expuesto en línea no sea apropiado para mi edad, puede ser contenido violento, gore, de autodaño, sexual”.

El segundo grupo los conforman los riesgos de contacto: “Con quién yo me relaciono en internet y aquí obviamente están los riesgos de explotación y abuso sexual infantil, están los riesgos de tráfico de niños y niñas, los riesgos de estafa, es decir, que por motivo de un contacto con otra persona yo estoy en algún tipo de riesgo”. 

Los terceros son los riesgos de conducta. “Cómo yo me comporto en relación a otros y a otras en internet, aquí también están relacionados los riesgos de conducta entre pares, a la estafa, a la información que pueda entregar de mí, a cuando yo comparto una foto o un video”.

Por último, están los riesgos de contrato, que son los riesgos que nacen de la relación contractual entre un niño o una niña y el proveedor del servicio, como por ejemplo Google o Meta, y se trata del tipo de información al que estas compañías están accediendo. “Este cuarto grupo es súper complejo, se está hablando que incluso la libertad de pensamiento de niños y niñas está en riesgo dado que es tanta la información que se almacena de los niños y niñas producto de su navegación que también las mismas compañías están creando contenido en base ya a los gustos demostrados por niños y niñas, lo que limita obviamente las posibilidades de escoger las opciones”. 

Para cada uno de estos grupos, la opinión de la especialista es que en el metaverso estos riesgos no solo se mantienen, sino que se exacerban, experimentándose de manera vivencial. 

“Un riesgo de contenido ya no es algo que yo miro en internet, por ejemplo, una escena sexual, sino que es la experimento y obviamente el impacto también se exacerba. Han habido casos de metaverso donde niños y niñas han sido expuestos a contenido altamente violento, altamente sexual y la vivencia de ese contenido obviamente se experimenta como algo más cercano a la realidad que algo alejado a la realidad. Lo mismo con los riesgos de conducta o de contacto, siguen existiendo los mismos grupos de riesgos, pero las posibilidades de interactuar con extraños aumentan. Lo mismo relacionado con los riesgos de la relación contractual, si un navegador está observando mis búsquedas en una realidad virtual, está observando mi comportamiento ya a un nivel de profundidad de conocimiento y de acceso a información privada muy alta”. 

 

Desafíos: el dilema de la autorregulación

La regulación en internet siempre ha sido un problema. Hoy en día las grandes tecnológicas se han unido en un consorcio denominado Partnership on AI con la misión de “estudiar y formular las mejores prácticas en tecnologías de IA”, pero, en la práctica, se las acusa de haber establecido esta iniciativa como forma de autorregularse sin someterse al escrutinio y voto público.

Esta autorregulación también corre para los riesgos para niños, niñas y adolescentes enfrentados al mundo de internet. Para todo aquello constituyente de delito o crimen, como la explotación sexual infantil, existen regulaciones internacionales que permiten la búsqueda de aquellas personas que están creando y accediendo a este tipo de contenido, pero a los otros riesgos, cuando no son crímenes o delitos, se aplica la autorregulación, es decir, se espera que las mismas empresas generen reglas para prevenir.

Para María Luisa Sotomayor, esta autorregulación resulta tan insuficiente que el principal desafío en este ámbito debería ser el conducente hacia un mayor control externo, hacia mecanismos de verificación de edad más fuertes y hacia que la protección no dependa ciento por ciento del usuario. “Cuando hablamos de niños y niñas que son menores de edad, no tiene mucho sentido que sean responsables de su propia protección, el mundo adulto tiene que ser responsable de la protección de niños y niñas. En el mundo de internet debiésemos crear mecanismos más estrictos de protección para que la responsabilidad no recaiga cien por ciento en los usuarios y las usuarias”.

Otro desafío que se desprende del anterior es el mecanismo y control de verificación de edad. “En los mecanismos de creación del metaverso se está aprendiendo de la tecnología, estamos aprendiendo de cómo se comportan los usuarios y las usuarias para poder mejorar los sistemas de protección, lo que es bastante insuficiente considerando que hay niños y niñas que ya están utilizando estos metaversos bajo un sistema desprotegido. Entonces, tenemos que generar mecanismos de verificación de edad que funcionen mejor, básicamente”.

 

Juegos y aprendizajes, un mundo de beneficios

Así como existe preocupación por los riesgos y desafíos para la niñez en el mundo de los metaversos, estudios como el de Harvard Business review se están haciendo cargos de las oportunidades y beneficios que este nuevo mundo virtual ofrece a sus usuarios, especialmente en el ámbito laboral y de aprendizaje. 

En el ámbito de la educación, Sotomayor indica que se ha comprobado como beneficioso no solo llevar al aula la educación en línea, sino que también poder generar contenido que sea una experiencia de aprendizaje para niños y niñas. “Por ejemplo, insertarse adentro de mecanismos, entenderlos por dentro y no solo desde un libro, sino que vivenciarlos. También creo que pueden haber tremendas oportunidades para niños y niñas que por algún motivo, como una discapacidad, están más desconectados de sus pares. Son instancias que facilitan la asociatividad entre niños y niñas”. 

Otro ámbito que se aprecia como una oportunidad dice relación con el mundo del juego en línea y la gamification: ”El poder darle un sentido de juego a distintos contenidos, acercar los currículos, por ejemplo, para aprender ciertas disciplinas, como medicina o cocinar, porque los metaversos dan oportunidades de vivenciar los nuevos conocimientos y de acercarnos a personas más directamente, es decir, ya no es solo mandarnos un mensaje sino que puede ser sentarnos en una sala y conversar. Es acercar la socialización”.

 

La importancia de las salvaguardas 

Para que estas oportunidades alcancen cada vez a más usuarios menores de edad, Sotomayor recalca la importancia de establecer medidas de prevención para los metaversos. “Tenemos que ser más estrictos con los mecanismos de verificación de edad, quizás preguntarnos si la minoría de edad tienen que mantenerse en trece años o si para ciertos experiencias de realidad virtual habría que hacer un poco más de estudios e investigación y ver si efectivamente esa es la minoría de edad adecuada o no”.

Además, señala que deberían haber más restricciones para las posibilidades de conectarse con otras personas adentro de las realidades virtuales. “Debiese ser mucho más estricto que en el mundo de internet convencional. No debiesen poder acercarse extraños a niños y niñas en el mundo de los metaversos”. 

El desafío para los especialistas es entender cómo se puede utilizar estas nuevas realidades para que niños y niñas accedan a mejor protección, desde la base de que internet tiene un lado de la moneda que presenta riesgos para niños y niñas, pero, por otro lado, es una puerta de entrada para acceder a mayor protección de otras formas de violencia, tal como puntualiza Sotomayor: 

“Niños y niñas que son víctima de violencia doméstica, por ejemplo, han podido encontrar ayuda a través de líneas de ayuda que funcionan a través de internet. El desafío está en cómo generamos espacios de contención y espacios seguros utilizando estas herramientas donde niños y niñas puedan acercarse a pedir ayuda y tener una puerta de entrada segura”. 

Otros desafíos, señala, están en la línea de la salud mental, en enfocar estas tecnologías para que puedan ser beneficiosas para niños y niñas sin que sean una amenaza tan evidentes para su salud mental, como lo son hoy día en muchas de las interacciones que suceden en redes sociales. 

“¿Cómo hacemos que la industria sea transparente en el conocimiento que tiene del efecto que tienen estas plataformas en niños y niñas? En este terreno autorregulado hay mucho que avanzar, porque se está conociendo cada vez más los riesgos de aislamiento social, depresión, de ideas suicidas que llevan consigo vivir una realidad a través de las tecnologías”. 

Finalmente, María Luis Sotomayor sentencia que la clave está en encontrar el equilibrio de los beneficios que la tecnología entrega y los beneficios del mundo fuera de la tecnología, que es otro de los riesgos asociados a estos metaversos: “Es que es tan atractivo este mundo de la realidad virtual que el mundo de la realidad real deja de ser una opción o deja de ser nuestra primera opción”.

Medidas de protección para que niños y niñas no accedan a clubes de striptease virtuales tal como el que conoció la investigadora de BBC, o algo peor.

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