Tecnologías de neurociencia para registrar e influir en la actividad cerebral

El Cerebro: Podemos Mejorarlo por Usted

Durante las últimas dos décadas, se han realizado importantes avances en neurociencia, los cuales están posibilitando el desarrollo de innovadores dispositivos que permiten mejorarcognitivamente a los seres humanos en una variedad de contextos.

Por Luis Ramírez & Moisés Sánchez. 6 de Septiembre 2021

Uno de los más controversiales axiomas del siglo XXI es aquel referido al transhumanismo: la idea de que gracias al importante progreso de la ciencia y la tecnología, seremos capaces de transformarnos en seres significativamente superiores a los humanos comunes y corrientes del presente, y, de ese modo, poder alcanzar la inmortalidad.

Esta “mejora” humana hace referencia, concretamente, a una gama muy amplia de técnicas y enfoques dirigidos a aumentar las funciones corporales o cognitivas, a través de fármacos, prótesis, implantes médicos, colaboración “humano-computadora” para mejorar el rendimiento, de lo cual se obtendrían características y capacidades mejoradas, a veces, más allá de las capacidades humanas existentes.

 

Seres humanos “mejorados”

Durante estos últimos veinte años de investigación y desarrollo, se han propuesto y discutido muchas formas de delimitar semánticamente el concepto de “mejora humana”, estableciéndose una disyuntiva particular, por ejemplo, en la pregunta sobre si una intervención que simplemente intenta restaurar la función perdida debido a una enfermedad, lesión o discapacidad aún podría identificarse como una mejora.

Como un modo de superar esta disyuntiva, la literatura científica ha abordado este concepto desde su concepción como un subconjunto de medios para el aumento mental (tecnologías de neurociencia) y solo en un área particular: la mejora cognitiva humana. Es decir, la mejora de los procesos de adquisición y generación de conocimiento y comprensión del mundo que nos rodea.

Estos procesos abarcan la atención, la formación del conocimiento, la memoria, el juicio y la evaluación, el razonamiento, la resolución de problemas y la toma de decisiones, así como la comprensión y producción del lenguaje.

Sin embargo, para que las tecnologías de neurociencia logren registrar e influir en la actividad cerebral de las personas y lleven a cabo el desafío del aumento cognitivo, se requiere no solo de la estimulación e interpretación de áreas específicas del cerebro sino que también del establecimiento de otro factor determinante: el grado de invasividad, es decir, hasta qué punto una tecnología requiere la introducción de instrumentos en el cuerpo. Por esta razón, resulta relevante distinguir entre aquellas tecnologías de grabación de actividad cerebral no invasivas y aquellas que sí lo son.

 

Tecnologías no invasivas

Por tecnologías de grabación no invasivas se entiende aquellas que no requieren de cirugía, pues  se trata de dispositivos que se colocan encima del cráneo, a modo de “gorra” o “diadema”.

Se han señalado como las más populares para registrar la actividad neuronal la electroencefalografía (EEG), la espectroscopia funcional de infrarrojo cercano (functionalnear-infraredspectroscopy, fNIRS), la resonancia magnética funcional (functionalmagneticresonanceimaging, fMRI) y la magnetoencefalografía (MEG).

Actualmente, las tecnologías de grabación no invasivas más discutidas son las que están siendo desarrolladas por compañías tecnológicas tales como Facebook o Microsoft, corporaciones que han hecho públicas sus aspiraciones de convertirse en pioneras en la creación y comercialización de ICC (Interfaz Cerebro Computadora, en inglés, Brain Computer Interfaces, BCI) que logren reemplazar a los teléfonos inteligentes en funciones tales como conectar al usuario a la red y enviar mensajes de texto sin tener que escribirlos utilizando ni los dedos para digitar en el teclado o los ojos para velar de que el mensaje se redacte correctamente.

Aunque estas últimas tecnologías se encuentran en fases incipientes de desarrollo, plantean una serie de problemas éticos que ya están siendo posicionados en el debate social por una serie de iniciativas, dentro de las cuales la Neurotights Initiative de la Universidad de Columbia ha tenido el rol de promover la necesidad de establecer estándares de derechos humanos en esta materia.

Sin embargo, los dilemas morales planteados por las ICC invasivas llevan bastante más tiempo instalados en la discusión pública.

 

Tecnologías invasivas

Las tecnologías invasivas son aquellas técnicas de grabación cerebral que usan electrodos directamente insertados en el cerebro o colocados en su superficie (mientras que las no invasivas colocan los electrodos en el cuero cabelludo).

El principal de estos procedimientos invasivos de registro neuronal es la electrocorticografía (ECoG), a través del cual, en tanto invasivo, se obtienen grabaciones menos afectadas por el ruido y las distorsiones inducidas por el cuero cabelludo y el cráneo, y con una buena resolución temporal y espacial. Sin embargo, la implantación de electrodos requiere cirugía cerebral, lo que encarece estas técnicas y presenta eventuales problemas éticos.

La estimulación cerebral profunda (Deep brainstimulation, DBS) es una tecnología de estimulación cerebral invasiva ampliamente utilizada para el tratamiento del movimiento (por ejemplo, en la enfermedad de Párkinson) y los trastornos de la memoria. Requiere la implantación de neuroestimuladores en partes específicas del cerebro, que envían pulsos eléctricos para interferir con la actividad neuronal en los sitios “objetivo” dentro del cerebro.

Debido a su invasividad, problemas éticos y costo, la DBS y los electrodos implantados solo se utilizan en el sector médico para mejorar la calidad de vida de los pacientes. La investigación de aumento cognitivo en humanos con tecnologías invasivas ha sido hasta ahora muy limitada y se ha llevado a cabo con personas a las que les han implantado dispositivos por otras razones clínicas (por ejemplo, enfermedad de Párkinson, epilepsia, etc.).

Desde la literatura científica, diversos ámbitos de la integridad humana han sido considerados afectados por la implementación de estas tecnologías, planteándose un significativo campo de dilemas éticos propuestos por estas tecnologías de grabación y estimulación cerebral invasivas, cuyas dimensiones abarcan variadas esferas de desarrollo humano.

 

Dilemas éticos

Los nuevos problemas éticos que han planteado estos avances en neurociencia y el desarrollo de estas tecnologías de neurociencia se agrupan bajo el nombre de “neuroética”. Los problemas éticos más importantes asociados con el aumento mental humano y los distintos tipos de ICC son los siguientes:

 

Lectura mental y privacidad. Algunas de estas técnicas para detectar, mapear e interpretar la actividad neuronal de un individuo en circunstancias específicas pueden generar preocupaciones en relación con el libre albedrío, la privacidad, la autonomía y la responsabilidad, dada su capacidad potencial para «leer» o «evaluar» los pensamientos, emociones, estados o actitudes de alguien, lo que podría afectar el comportamiento moral o social de las personas.

 

Autonomía y responsabilidad. Se han planteado dilemas de responsabilidad como el siguiente: si la ICC emite incorrectamente un comando que causa daños o pérdidas financieras, ¿quién debería ser legalmente responsable de esto? ¿El diseñador de la ICC o el usuario? Dado que las ICC no son 100% precisas, este problema podría llegar a ser recurrente.

Se han planteado otros dilemas, como, por ejemplo, cuando el cerebro de un codificador y el cerebro del decodificador están conectados y el decodificador inicia una secuencia de acciones, ¿Quién es responsable de ellas? Dada la cantidad de información desplegada, preguntas como estas podrían no conseguir una respuesta satisfactoria de manera muy sencilla.

 

Seguridad e invasión de la estimulación cerebral. La utilización de las técnicas de estimulación cerebral para aumentar la capacidad neuronal de las personas podría cambiar y afectar realmente la actividad cerebral de estas, en particular con los métodos invasivos. Por ejemplo, cuando la estimulación cerebral se usa para mejorar la cognición, actualmente hay poca comprensión sobre cuán segura es dicha estimulación para usarla de manera regular y durante intervalos de tiempo prolongados. Además, existe el problema de la invasividad.

 

Sociedad. Algunas aprensiones sobre los beneficios de las ICC para la sociedad dicen relación con: su alto costo (¿se justifican los costos por los beneficios?), los riesgos potenciales impuestos por una dependencia creciente de las tecnologías de la neurociencia, que pueden tener efectos sociales negativos imprevistos y el problema general del derecho a la privacidad social en tanto estas tecnologías se utilicen como medios sofisticados de vigilancia (como ocurre actualmente en el contexto del mundo enfrentado a la pandemia del Covid-19).

 

¿Demasiado tarde o demasiado pronto?

Ante la serie de problemas de carácter ético que la implementación de tecnologías de escaneo mental, invasivas y no invasivas, han planteado sobre todo durante las últimas dos décadas, muchas voces, como la de Rafael Yuste, uno de los directores de la Neurorights Iniciative, se han alzado alarmando sobre la inminencia del momento en que la neurotecnología comience a acceder a los pensamientos, percepciones, emociones y memoria del ser humano. Para Yuste, esta situación debería ser la principal razón por la cual se debería regular el uso de esta tecnología, antes de que se a demasiado tarde.

“Hay gente que dice que es demasiado pronto y otras dicen que es demasiado tarde. Pero que las compañías tecnológicas se hayan incorporado con miles de millones de dólares en el último año a la carrera neurotecnológica, es un motivo de urgencia”, afirmó en octubre del año pasado en entrevista con el diario El País de España.

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